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Luis Montero, Asesor Metodológico de Feseduca:

El sociólogo analiza la situación actual de los docentes en el país, el rol y contribución de Feseduca y las conclusiones más relevantes de la encuesta “Sobre Implementación del Trabajo a Distancia y sus efectos en las Condiciones Laborales y Psico-emocionales en Profesores y Trabajadores de Establecimientos Educacionales”, realizada en marzo de 2020, y donde asesoró a la directiva de la Federeación en el diseño, implementación y análisis de los resultados.

“Los problemas por los que atraviesa la educación en Chile se centran en el análisis de la realidad de los establecimientos públicos y en menor medida de los subvencionados”

Luis Montero es Sociólogo de profesión y Magíster en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile. El año pasado obtuvo un diplomado en Ciencia de Datos en la Universidad Adolfo Ibañez y desde el 2017 es docente de la carrera de Sociología de la U. Central, donde también cumple funciones de gestión y coordinación en la carrera (Coordinador Microcurricular).


En marzo del año pasado se unió a Feseduca en calidad de asesor con un objetivo específico en el momento: brindar asesorías técnicas a la mesa directiva de la Federación para implementar mecanismos y metodologías de gestión de información que sirva de apoyo a los procesos de toma de decisión. Esto se tradujo, específicamente, en la elaboración de la primera encuesta “Sobre Implementación del Trabajo a Distancia y sus efectos en las Condiciones Laborales y Psico-emocionales en Profesores y Trabajadores de Establecimientos Educacionales”.


“El contexto y motivación de la relación de colaboración con Feseduca es bien específico e inequívoco: la implementación de clases telemáticas en el contexto del confinamiento al que estuvo sometida la ciudad de Santiago producto de la pandemia del COVID-19. Tal como lo indica el título del estudio, la implementación de las clases a distancia de la forma en que se las impulsó por parte de los sostenedores de los establecimientos, imponía a los trabajadores una serie de nuevas condiciones, exigencias y requerimientos cuyos efectos más inmediatos en el ámbito de los laboral y personal, eran necesarios de auscultar para así poder tener un diagnóstico del impacto que estas nuevas modalidades de trabajo podría tener sobre los profesores y demás afialiados a los distintos sindicatos agrupados en la federación. También se buscaba obtener información sobre las medidas concretas de apoyo y gestión realizadas por los empleadores para que las clases a distancia cumplieran tanto sus objetivos pedagógicos como con las condiciones laborales y contractuales establecidas entre las partes”, señala Montero. Según relata Luis Montero, su estrecha relación con Luis Fuentealba, Secretario de Feseduca, lo llevó a colaborar con la Federación, a raíz de la encuesta.


“Lo que estaba previsto más bien como una simple consulta donde se esperaba que yo diese mi opinión general, se transformó en el desarrollo de una asesoría técnica y profesional, que apuntó a transformarse más bien en un estudio que estuviese provisto de mayores niveles de robustez técnico-metodológica”, cuenta.

A lo anterior se sumó su motivación personal frente a una iniciativa que despertó su interés como sociólogo y basado en el contexto que se estaba viviendo como sociedad, a raíz de la emergencia sanitaria. “Las temáticas que abordaba la consulta eran estimulantes y conocidas para mi. Era una oportunidad que no podía dejar pasar como profesional interesado en los problemas que afectan a la sociedad moderna, a sus distintos individuos, grupos y sectores sociales: obtener datos e información empírica sobre cómo estaba afectando al proceso de trabajo y a los trabajadores la implementación masiva de los mecanismos telemáticos, por un lado, y el confinamiento por la pandemia, por otro, esto constituía una oportunidad única de estudio”, manifiesta.


Otro aspecto que incrementó su interés por cooperar fue la realidad laboral y profesional de los profesores de establecimientos pagados en Chile, la cual es, a su parecer, mayormente desconocido. “Los problemas por los que atraviesa la educación en Chile se centran mayoritaria y principalmente en el análisis de la realidad de los establecimientos públicos, y en menor medida, de los subvencionados. Dada la tasa de ´éxito académico´ que presentan los alumnos de los establecimiento privados, ese ámbito educativo y de relaciones laborales queda fuera del ámbito de discusión y observación pública, generando la sensación de que sobre ese espacio cae un manto protector y que no se hace necesario ningún tipo de estudio o investigación, pues los resultados académicos ´evidenciarían lo bien que funciona lo privado´ (en este caso, la educación privada en contraste con la pública); los altos estándares de eficiencia y calidad con los que sus sostenedores y directivos gestionan estos establecimientos, constituyéndose casi en casos ejemplares del paradigma discursivo que habla de la supremacía y virtuosismo de lo privado, en contraste con lo público”, asegura Luis Montero


El primer estudio de este tipo realizado por Feseduca arrojó resultados fundamentales en relación con el nivel de participación de los afiliados a la Federación. De hecho, más de dos tercios de los socios y socias la respondió,lo que proporcionó una amplia base de representatividad general. “Entre los hallazgos más importantes están los que tienen relación con la extensión de las horas de trabajo que implicó para los profesores el desarrollo de clases en formato telemático; lo acotado que resultaron los procesos de capacitación tecnológica a los profesores por parte de los empleadores para desarrollar las clases bajo el nuevo formato; y el impacto diverso y diferenciado que tuvo sobre el espacio doméstico y la vida familiar de los trabajadores el hecho de haber tenido que transformar sus hogares, sus espacios íntimos, personales y familiares, en las ´salas´ de clase de los establecimientos donde trabajan”, concluye Luis Montero.


LA LABOR DE FESEDUCA Y LA REALIDAD DE LOS SINDICATOS


A juicio de Luis Montero, el principal desafío que enfrenta Feseduca “Es la lucha por el respeto a los derechos laborales y sindicales de sus afiliados, que no se da en un espacio donde podamos encontrar asimetrías de poder, sino que la lucha se da en la asimetría misma. Y allí, pelear por el respeto de los derechos de los trabajadores no sólo requiere corage, sino altas dosis de liderazgo, de visión estratégica, de recursos materiales y técnicos de diversa índole; junto con unas bases de asociados con un alto nivel de responsabilidad y conciencia del espacio donde trabajan, del lugar que ocupan y de todos y cada uno de los derechos que les asisten y correponden como trabajadores”, asegura.


Asimismo, afirma que la singularidad de Feseduca está en el sector donde está constituido como actor sindical: la educación privada del país. Estos establecimientos -donde se educan las familias de la élite chilena- “Demuestran ser espacios minoritarios, cerrados sobre sí mismos, que no se dejan auscultar facilmente por elementos externos a ellas; que no gustan de ser observadas y mucho menos contradecidas en sus formas y en el fondo de sus decisiones, prácticas y costumbres como grupo social”, enfatiza.


¿Qué significa para ti Feseduca y cuál es tu percepción de la labor que realiza su directiva?


Feseduca es un espacio de vinculación y observación de la realidad social y laboral en que vive un grupo específico y especial de la sociedad chilena, como son los profesores de colegios privados de Santiago y que se encuentran sindicalizados; ver ahí, en ese espacio socio-económico y cultural, el trato que puedan llegar a recibir los profesores creo que puede llegar a ser muy revelador del tipo de sociedad en que vivimos, específicamente, el tipo de sociedad en que vive parte importante de nuestra élite nacional.


Por otra parte, significa también una oportunidad de colaboración y cooperación profesional de ida y vuelta. Hemos conversado la posibilidad de ir profundizando en esta colaboración en materias de desarrollo de estudios y de gestión de información que sea útil tanto para la Federación como para mi, especialmente en lo relativo a mis funciones de docente de una carrera universitaria, cuyo objeto de estudio es la sociedad, los grupos y sectores sociales que la componen, así como el tramado institucional que media las relaciones de cooperación y conflicto entre los grupos que integran la sociedad.


Por último, creo que la labor de Feseduca puede llegar a ser reveladora respecto de la relevancia que puedan llegar a tener no sólo la organización sindical, su estructuración a nivel mayor (Federación); sino también del poder e influencia que puede llegar la organización de grupos sociales que tradicionalmente han estado u ocupado una situación de subordinación relativa en la sociedad chilena contemporánea.


De acuerdo a tus conocimientos ¿Cuál es la realidad sindical que vivimos a nivel nacional? ¿Cuáles son los principales conflictos y carencias? ¿De qué manera se podría mejorar la situación?


La realidad sindical del país a grandes rasgos, es más bien modesta. Sin manejar las cifras de memoria, las tasas de sindicalización del país son bajas. La Encuesta de Caracterización Laboral (ENCLA) de la Dirección del Trabajo, viene observando y midiendo la realidad laboral y sindical de la fuerza de trabajo empleada en el país desde el año 1998. Ahí se pueden refrendar la cifras de una realidad sindical acotada y que presenta poco dinamismo. El diagnóstico sobre dicha realidad entre los especialista es más bien claro: La existencia institucionalidad laboral que desincentiva la sindicalización, imponiéndole altos costos de “transacción” y funcionamiento a la misma. Por otro, existe una producción discursiva por parte de los empleadores, empresarios y ciertos profesionales técnicos (los expertos en management), que tienden a “demonizar” la organización sindical de los trabajadores, tachándola de ineficiente e improductiva (para la empresa); de “politizar” las relaciones laborales entre empleador y trabajadores (siendo que siempre es mejor llevarse bien, no buscando o provocando problemas entre las partes); que los individuos en tanto individuos conocen mejor sus necesidades y deseos, razón por la cual, es él (y no la organización sindical) quien puede hacer una representación óptima de sus intereses particulares ante los empleadores, entre otros tipos de discurso del mismo carácter.


En la base y en la cúspide de todo esto, encontramos la organización gremial del empresariado en Chile, especialmente del gran empresariado, que como grupo de interés y presión, cuenta con todos los recursos de poder e influencia sobre la esfera político-institucional, de modo mover y alinear la agenda político-económica del país en función de sus intereses empresariales, que en el ámbito laboral se traducen irremediablemente en aumentar la flexibilidad laboral, remover los obstáculos institucionales que impiden la flexibilidad laboral y que es muy necesario incentivar.


Pero también creo que es necesaria una autocrítica a la propia organización sindical, a su propia praxis, específicamente, a los fundamentos sociales y culturales en los que la organización sindical busca asentar el desarrollo de sus prácticas. ¿Qué quiero decir? A que se hace necesaria y urgente una modernización de la organización sindical: profesionalizar su gestión y conducción, tanto desde el punto de vista de su liderazgo como de su conducción política. Con esto me refiero a la forma en que las organizaciones sindicales gestionan al mismo tiempo, por un lado, los recursos de poder en su interior y, por otro, movilizan recursos técnico-materiales desde su entorno, de manera de fortalecer su posición de negociación ante sus contrapartes empleadoras. Los empleadores y empresarios, especialmente los grandes, invierten grandes sumas de dinero para enfrentar este tipo de “problemas”. A mi modo de ver, una organización sindical que no vea esto, está condenada a la irrelevancia.


En esa dirección, la organización sindical debe gestionar, mirar y tratar con especial atención, la relación que establece con sus socios y socias, con sus bases. La palabra socio creo que dice mucho al respecto del tipo de relación que es necesaria de stablecer en la organización sindical, entre las directivas y sus bases. Cuando alguien dice que tiene un socio, es porque con esa otra persona (el socio), comparte un interés. Y en muchas ocasiones, la palabra socio la ocupamos para referirnos a alguien con el que no sólo compartimos un interés, sino también una mirada de las cosas: Habitamos una realidad en común, compartida. Y en la medida que la realidad es compartida, en muchas ocasiones, tenemos de dicha realidad, junto con sus problemas, una misma (o similar) experiencia. Entonces, somos socio de alguien no sólo cuando o no sólo porque tenemos un interés en común; sino también porque compartimos además una visión de mundo, a lo que nos une (a esa realidad y a nosotros como socios y socias), una experiencia común. Eso es lo que nunca debe olvidar y perder de vista una organización sindical: que los socios y socias son su fundamento, su sentido y razón de ser; sin ellos sólo queda el abismo. Creo que en muchas ocasiones, puede sobrevenir sobre los socios y socias una sensación de desafección, en la que los puede invadir la cuestión sobre cuál es el sentido del sindicato, en la que se vuelve problamatico responde la pregunta del por qué es necesario estar sindicalizado; cuál es su sentido y utilidad. Y es ahí que la organización sindical y sus directivos responsables deben tener total claridad de su sentido y fundamento y no perder de vista nunca los intereses que los ligan, pero siempre ir un poco más allá. En ese sentido, creo que la organización sindical también debe ser fraterna con sus asociados y asociadas.


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